Mi vida en Walt Disney World comenzó con una prueba de resistencia. Después de 10 entrevistas en un periodo de dos años y un psicoanálisis extensivo por fin me contrataron. Los primeros dos días estuve inmerso en la cultura de Disney y frecuentemente me encontré tarareando la canción de “Qué pequeño el mundo es” en mis sueños.
Tenía grandes planes cuando me uní a Disney y quería dejar mi marca rápidamente. Aquí están cuatro de las claves que adquirí y que resultaron ser fundamentales para mi desarrollo como emprendedor:
1. Conócete a ti mismo y la razón por la que estás ahí. Cuando tuve una oportunidad para codearme con los ejecutivos de la empresa, le pregunté a Al Weiss, el entonces presidente de Walt Disney World Resort, lo que necesitaría para crecer en la empresa.“Debes saber quién eres y porqué estás aquí”, me dijo. ¿En serio? ¿Eso era todo?
Me tomó años comprender por completo lo que me dijo, pero finalmente lo entendí. Esencialmente la decepción más grande en la vida no es la muerte, es estar vivo y no saber la razón. Tengo que admitir que mientras trabajaba para una de las marcas más grandes del mundo, no tenía idea de porqué. Ahí es cuando renuncié a mi trabajo (figurativamente hablando) y me puse a trabajar en la razón por la que estaba ahí.
Años después, cuando me aventuré por mi cuenta, estaba listo no sólo para hacer dinero, sino para encontrarle el significado al siguiente capítulo y responder un nuevo “porqué”.
2. Crea una mesa personal de directores. Planeé renunciar a Disney después de 90 días. Me había ido de una pequeña empresa de 100 empleados al lugar más feliz de la tierra con más de 55 mil personas – decir que estaba abrumado era muy poco. Cuando mi reclutador se enteró de mis planes, hizo su misión asegurarse que me quedara con la empresa y me presentó a dos ejecutivos, Brad Rex y Jim Lewis, quienes me acogieron bajo sus alas.
Ellos se convirtieron en los primeros miembros de mi mesa personal de directores. Teníamos juntas por lo menos cuatro veces al año en las que los actualizaba sobre mi progreso.
Yo sugeriría que encontraras de tres a cinco relaciones clave que te hagan rendir cuentas para asegurarte de construir una vida y no sólo ganar dinero.
3. Busca alargar las tareas. Después de varios años, me convertí en el director de ventas de un equipo que nadie más quería. Tenía mucho miedo, como emprendedor debes estar incómodo con estar cómodo para tener un impacto.
Como el autor Jason Lauritsen lo dice “Sentirse no informado es incómodo. Sentirse inadecuado o poco calificado es incómodo. Sentir que estás a punto de ser expuesto para estas cosas es difícil. Y a pesar de eso, ahí es cuando nuestro cerebro responde y nuestro aprendizaje se acelera.”
4. El amor del cliente es una forma de pensar. Cada llamada a la línea telefónica principal de Walt Disney World termina con la operadora deseándole al cliente que tenga “un día mágico.” Nunca entendí esto hasta que tuve la oportunidad de crear un momento mágico.
A Disney le tomó dos años contratarme para asegurarse de que tuviera la mentalidad correcta, debía entender que en Disney, el amor del cliente es una forma de pensar. Las decisiones humanas son 70 por ciento emocional, de acuerdo a un estudio de Gallup. Esta conexión emocional es la salsa secreta de Disney, y como parte del equipo, eso es algo que necesitaba entender.
Me doy cuenta ahora que debes contratar de acuerdo a la actitud y entrenar para el éxito. Una persona puede tener credenciales estelares pero estar emocionalmente desorientado cuando se trata de la gente.
“Cómo se sienten por lo general tiene más poder vinculante de cómo piensan”, de acuerdo a los autores de of Firms of Endearment “La lealtad del cliente es como el amor: crece no de la razón, sino del corazón.”
En Disney, cometí errores, aprendí lecciones, descubrí cuáles eran mis pasiones y desarrollé una red cercana para asegurar mi futuro, todo eso me sirvió para convertirme en un emprendedor. No importa en dónde estés, asegúrate de adquirir y usar las llaves correctas.
fuente:https://www.entrepreneur.com/article/266935
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