Lucas 15:22-24 dice: “Pero antes de que el muchacho terminara de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. ¡Maten el ternero más gordo y hagamos una gran fiesta, porque mi hijo ha regresado! Es como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había perdido y lo hemos encontrado”.
El hijo menor había pedido la herencia a su padre para luego derrocharla en una vida desenfrenada. Al poco tiempo estaba arrepentido y decidió volver. Le pidió a su Padre que aunque sea lo deje ser como uno de sus jornaleros. Pero el padre pidió la mejor ropa para que lo vistan, le puso un anillo, sandalias y el mejor ternero para festejar su regreso. Muchas veces sentimo que por nuestros errores, no merecemos la abundancia de Dios, su plenitud, su favor y sus grandes bendiciones.
Creemos que no somos dignos de ser llamados hijos, pero Dios no piensa lo mismo, él está dispuesto a perdonarnos de todo pecado. No importa si has fallado, tu arrepentimiento es aceptado, somos sus hijos en toda situaciòn y podemos pedir todo lo que necesitemos. Él tiene grandes cosas para nosotros, quiere darnos lo mejor ahora y siempre. Eres hijo de Dios, pide y te será dado.
Oremos juntos:
“Padre Celestial, gracias por tu gran amor y perdón. Cambia mi mente de jornalero y dame una mente de hijo. Me acerco confiadamente hacia ti, sabiendo que tienes lo mejor para mi y mi familia, lo creo y lo pido en el nombre de Jesús. Amén”
Comentarios
Publicar un comentario