Versión Audio:
1 Pedro 3:11-12 dice: “Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla. Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo”.
Apartarse del mal no se trata solamente de alejarse de personas que no obedecen a Dios, sino más bien de lo que pueda haber en nuestro interior. Jesús dijo que de la abundancia del corazón habla la boca, y que lo que contamina al hombre es lo que sale del hombre, no lo que está afuera. Del corazón salen las críticas, la amargura, el resentimiento, la arrogancia y demás cosas que desagradan al Señor. Pero si hacemos morir esos deseos, y nos llenamos de la presencia de Dios para hacer lo correcto, estaremos en el camino que nos lleva al favor del Señor. Los ojos de Dios miran con atención quienes quieren agradarle y su oído está abierto a sus oraciones. Saber que los oídos de Dios están atentos a lo que pedimos, nos inspira a practicar la oración y a creer con mayor firmeza. Cada vez que vayas a orar o estés necesitado, ven al Señor con un corazón arrepentido, dispuesto a obedecer para hacer lo bueno, y Él promete abrir sus ojos sobre ti, su oído quedará atento a tus oraciones.
Oremos así:
“Padre Celestial hoy vengo ante ti con un corazón arrepentido de todo lo que no te agrade, ayúdame a serte fiel y hacer lo bueno. Te doy gracias porque me miras, me cuidas y me escuchas atentamente, te buscaré con fe cada día en el nombre de Jesús. Amén”
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