LA LENGUA, EL TIMÓN DE TU VIDA




Esto nos dice que aquel que pueda domar el fuerte impulsos de expresar palabras podrá gobernar más fácilmente cualquier otro impulso negativo del cuerpo. Nuestra boca explota de ganas para derramar una cantidad de palabras maldicientes cuando estamos enojados, pero las palabras siguen teniendo el mismo efecto más allá de las emociones momentáneas. Una maldición, una frase de derrota desata en nuestra vida una atmósfera negativa que nos impulsará a sentirnos y actuar de acuerdo a lo que declaramos. Cuando constantemente repetimos algo es como que le damos golpes a un clavo y más difícilmente nos libraremos de aquello que estemos recalcando. La calidad de tus pensamientos determina la calidad de tu vida. Para saber que hay dentro de nuestro corazón simplemente tenemos que prestar atención a lo que nuestra boca habla.
Nosotros gobernamos nuestras vidas con las palabras, son el timón, el mando, hablamos hacia donde nos dirigimos. Todo lo que digamos, expresa todo lo que pensamos y sentimos. Al tener fe y disciplinar nuestro corazón comienzan a cambiar nuestras palabras y por ende comienza a cambiar nuestra vida.
Proverbios 10:19 nos dice: “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”.
Tenemos que ser muy prudentes con lo que decimos ya que el efecto negativo nos puede afectar y mucho. Las palabras nunca son inocentes. El Espíritu Santo nos dirigirá a declarar victorias, a bendecirnos a nosotros mismos y a los demás. Las palabras crean nuestro presente y nuestro futuro. Ellas son el veredicto final de lo que alberga nuestro corazón, por eso si desde tu interior quieren salir palabras de queja, derrota o enfermedad ¡resístelas! No dejes que un pensamiento se transforme en palabra porque eso significa que tu vida esta de acuerdo a lo declarado.
Dios creo al mundo por medio de palabras; y nosotros, sus hijos, estamos creados a su imagen y semejanza; por lo tanto, ese mismo principio creador de nuestro Padre actúa igualmente en nosotros. Querido amigo, lo que tú crees y dices es lo que formará todo en tu vida.
Cuando los padres declaramos cosas malas sobre nuestros hijos se abre la puerta a las ataduras, a los traumas y maldiciones. Siempre debes hablar bien de ellos y desatar lo mejor. Si no te encuentras declarando las cosas que quieres que sucedan en tu vida, entonces no lo estás creyendo, lo que declaro es lo que creo.
“La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”. Proverbios 18:21

Comentarios