Mariana Martínez, socia directora, Creando Talento
Tengo una amiga nutrióloga muy talentosa que hasta ahora ha llevado su carrera a un nivel bueno y con un cierto éxito. Un día platicando yo le preguntaba porque no se lanzaba a hacer algo más grande, de posicionarse como nutrióloga y conseguir muchos más clientes, su respuesta fue: en el fondo me da pavor, me da tanto miedo que me he paralizado.
Esta respuesta me dejó pensado y recurrí a mi propia experiencia con el miedo, en esta reflexión me daba cuenta que en mi caso, y en el de muchas personas, el miedo es el gran protagonista para limitar nuestro potencial.
El miedo es la emoción asociada con el juicio de que “existe la posibilidad de una perdida importante”. El miedo tiene su parte buena, nos alerta del peligro pero como toda emoción también su sombra, es esa que nos paraliza, bloquea y minimiza la capacidad de optar y de actuar.
Cuando nos permitimos unos momentos de sinceridad y aceptamos que tenemos miedos y nos atrevemos a ponerle nombre, en ese instante el miedo empieza a disminuir su fuerza, ya que muchas veces la raíz del miedo es algo irracional.
El éxito es respuesta de alguna acción emprendida con el resultado esperado. Para alcanzarlo se necesita de valentía, coraje, audacia sin dejar de lado al miedo, sino la capacidad de elegir, de actuar en presencia del éste. El miedo no se va a ir, el reto es perseguir los sueños y metas en presencia de él, este sentimiento debe ser una señal para empujarnos a alcanzar lo que queremos.
El ser humano vibra con las emociones. La vibración más baja es la del miedo. Tú tienes la libertad de escoger con que emoción quieres vibrar. La emoción que más alto vibra es la confianza pues es una cuestión de elección y la clave para el rendimiento más elevado.
La confianza puede lograr que el rendimiento supere las expectativas y los sueños de la persona. El verdadero rendimiento consiste en llegar más allá de lo que se espera de uno, consiste en expresar el potencial propio.
El miedo va a estar ahí siempre. Lo mismo que la confianza. Tu tienes la libertad para decidir a quién escuchar y con quién vibrar para lograr esto. El camino es sencillo, sólo tienes que seguir estos dos pasos:
1.-Localiza tu miedo, ponle nombre, acepta que ahí va a estar y que está bien, aprende a usar el miedo a tu favor.
2.- Busca conectar con tu confianza, con tus pensamientos positivos, con tu predisposición al éxito y repasa una y otra vez, en tu interior ,actos de confianza hacia ti, hacia tu plan, hacia tus sueños de éxito.
2.- Busca conectar con tu confianza, con tus pensamientos positivos, con tu predisposición al éxito y repasa una y otra vez, en tu interior ,actos de confianza hacia ti, hacia tu plan, hacia tus sueños de éxito.
El camino del miedo a la confianza exige repetición y constancia pero más que nada, exige consciencia de ver con qué emoción estoy vibrando, de decidir que pensamientos son los que más me van a visitar.
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