Por Joel Osteen
Me gustaría compartir una historia increíble sobre el poder del perdón contigo. Y la mejor parte es, que este mismo poder está disponible para todos nosotros hoy, el “majestuoso poder que resucitó a Cristo de la muerte” (Efesios 1:19-20) Este poder es tuyo porque Jesús resucitó de la tumba esa primera mañana de Pascua.
No hay nada más impresionante que el poder mostrado en la resurrección. Esto es lo que separa nuestra fe de cualquier otra en toda la tierra. Jesús pagó el precio de nuestros pecados en la cruz. Él vivió una vida perfecta y sin pecado y la dio como sacrificio por tus pecados y los míos. Y cuando toda la esperanza parecía haberse ido El milagrosamente volvió a la vida. Lo que esto significa es:
Cuando lo aceptamos a Él como nuestro Señor y Salvador estamos completamente perdonados … por cada cosa… por todo… para siempre!
La historia empieza con un niño cuando que solo tenía 14 años. Su padre era abusivo y eventualmente la relación estalló en una terrible pelea. Cuando todo terminó el padre expulsó a su hijo fuera de casa.
Esa noche completamente solo, este joven muchacho estaba devastado, desanimado – su vida parecía estar destruida. No tenía a donde ir, y finalmente decidió que la vida no valía la pena vivirla. Así que, habiendo perdido toda la esperanza y no teniendo a nadie a quien buscar, él se fue a un gran puente y se preparó para saltar de allí.
Pero cuando estaba a punto de saltar, escuchó una voz que le dijo, “No lo hagas! Yo seré tu padre. Yo seré tu protector. Yo te guiaré a través de la vida”. De repente, sintió un calor por todo su cuerpo, desde su cabeza hasta sus pies. Y sintió un amor que no había experimentado antes. Lo que él estaba sintiendo fue el amor incondicional y aceptación de Dios. Fue el amor que la Biblia promete: “Aun si padre y madre me dejaran, con todo Jehová me recogerá” (Salmo 27:10)
Desde ese momento, este adolescente que había sufrido tanto rechazo y dolor hizo una decisión que cambiaría el curso de su vida.
El decidió que no guardaría resentimiento hacia su padre. El no dejaría que la amargura y la falta de perdón pusieran raíces en su corazón. Aunque no vio a su papá, lo perdonó y dejó que todo el dolor de su pasado se fuera, y mientras seguía adelante con esperanza y perdón, Dios empezó una restauración sobrenatural en él.
Hoy, 22 años después, aquel jovencito es un ministro del evangelio de Jesucristo. Un día cuando él estaba en el púlpito un domingo de la nada, su padre entró caminando al auditorio. Este joven no había visto a su padre desde aquella noche cuando lo echó de casa. Pero al final del culto, mientras llamaban a las personas a acercarse al altar, su padre se acercó con lágrimas en los ojos que rodaban por sus mejillas. El no solo le pidió perdón a su hijo, sino que le pidió a Jesús ser el Señor de su vida. https://www.joelosteen.com/Pages/Article.aspx?articleid=6480
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