LA LUZ DE DIOS TE GUIARÁ A LA SALIDA Y SOLUCIÓN


Por Mario Serrano
Se cuenta la historia de un capellán del ejército que fue herido en batalla. La noche avanzo precipitadamente antes que pudieran hallarlo. Con desesperación y temor en su alma permaneció toda la noche en medio de la humedad y la oscuridad por temor de ser hallado por el enemigo.
Muchas personas se encuentran también heridos y golpeados por los embates de la vida. Están sin fuerzas y llenos de temor habitando en las sombras de la enfermedad, las deudas y una infinidad de problemas sin resolver. Están caídos, heridos por los dardos de fuego del enemigo. Miran a su alrededor y no pueden ver una salida.
El capellán de la historia esperaba con ansias la mañana, con la esperanza que sus compatriotas pudieran hallarlo. Finalmente la mañana comenzó a aclarar. Mientras el sol se levantaba, lo primero que vio fue una flor cerca de él, hermosa e iluminada por el sol. Increíblemente había crecido en el charco de barro en el cual él había caído… Al verla el capellán recordó el siguiente versículo “Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo.” 2corintios 4:6 NTV
Le pareció que esa flor reflejaba el mismo rostro de Jesús, que le sonreía con amor. Esa imagen le dio fuerzas y comenzó a moverse y a arrastrarse hasta que llego a un claro, donde un helicóptero lo diviso, descendió y lo llevo donde podía ser atendido y estar a salvo de sus enemigos.
Querido amigo, posiblemente el diablo trata de mantenerte en el barro y la oscuridad. Rodea tu vida con cosas que aparentemente nunca serán superadas hundiéndote más y más en el cieno de la desesperación.
“en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:4
La luz de la imagen de Dios resplandece por medio del evangelio de Cristo. Jesucristo revela su gloria y su faz por medio de nosotros. Él es luz y esperanza para ti. Dios mismo ordeno que de las tinieblas resplandeciese su luz en nuestros corazones. Cuando esa luz ilumina, las tinieblas retroceden y puedes tener esperanza. Pronto llega un nuevo amanecer a tu vida.
Oremos juntos así:
Querido Padre celestial
Que tu luz alumbre mis más densas tinieblas
Estoy herido, los dardos de fuego del enemigo me han alcanzado.
En medio de la desilusión alzo mis ojos a ti.
Tú alumbras mi alma brindando paz y seguridad.
Extiendes tu mano y me sacas del lodo cenagoso, del pozo de desesperación
Pones mis pies sobre roca firme
Hoy me levanto, mirando con fe y esperanza el futuro.
Tu luz da claridad a mi vida y puedo avanzar seguro, dejando atrás la sombra del temor.
Pido, creo y declaro todo esto en el poderoso nombre de Jesús, amen.

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