Por Esteban Correa
Salmo 35 en audio con estudio versículo por versículo y oración. Ver video:
Ahora veremos un comentario devocional del Salmo 35 escrito por Esteban Correa
Versículos del 1 al 4
En este Salmo David estaba siendo perseguido por Saúl y sus hombres para destruirlo. Pero también en este Salmo encontraremos palabras proféticas concernientes a Cristo. David expone sus propias experiencias, pero que tenían a su vez, un carácter profético, acerca de la vida del Mesías.
Saúl tenía envidia de David porque que estaba ganando la popularidad y aprecio del pueblo, y a su vez había sido ungido como próximo rey de Israel.
Saúl representa la envidia carnal y diabólica, era un hombre que no entendía el plan de Dios, no buscaba ni amaba a Dios como David, por eso encendido por su maldad, envidia y odio, hacia el escogido de Dios, quería abortar el ascenso de David al trono. Proféticamente esta persecución fue efectuada en Cristo en sus días en el nuevo testamento. Las huestes de maldad que operan en contra del plan de Dios, se desplegaron en la vida de David y se repitieron contra Jesús de la misma manera.
La oración de David surge del conocimiento de Dios, es aparentemente una oración fuerte de venganza, pero en verdad está basada en que Dios haga justicia, simplemente David presentaba al Señor todo lo que consideraba injusto, dejaba el juicio y castigo al Señor, él sabía que no podía obrar justicia por su propia mano, que era el Señor quién debía intervenir. Íntimamente sabía que eran hombres perversos y crueles, y pedía a Dios que los detuviera con una oración imprecatoria, para que su poder los detenga.
En Romanos 12:19 dice: “Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
Cuando nosotros estamos frente a una situación dolorosa, injusta, de maltrato o de dichos que nos han dañado, debemos aferrarnos a que Dios obrará en nuestro favor, Él hará justicia, nos dará el alivio y pondrá las cosas en orden, porque no deja caer al justo, al que lo busca con sinceridad.
Tanto en el antiguo como en el nuevo testamento se nos enseña que Dios juzgará todas las cosas, y aún así, no somos nosotros los ejecutores de la justicia divina por mano propia, utilizando nuestra ira o violencia. Por eso Jesús nos enseñó a perdonar y aún amar a nuestros enemigos. Porque en verdad el Señor quiere la salvación de todos los hombres. Sin embargo todo aquel que se niegue a creer en el Hijo de Dios y lo rechace, tendrá sus consecuencias.
No suena muy amigable hablar sobre el juicio de Dios, y muchas veces se intenta evitar este tema. Pero la biblia no lo evita, solo hay que tratarlo como se debe, sin levantar nuestro dedo para condenar de forma ignorante o carnal. Nosotros somos imperfectos y Jesús nos enseñó a orar por nuestro enemigos, por eso el amor es lo principal, y en todo caso si es necesaria la Justicia es Dios, será Él quién se encargará de hacerla, y lo hará de forma perfecta. Dios es el Juez Justo y nada quedará impune.
Si un enemigo nos pide perdón y se arrepiente de su maldad, Dios lo perdona y nosotros debemos hacerlo también. Pero si no lo hace, caerá bajo el juicio de Dios.
Versículos 5 y 6
David pide que “el ángel del Señor los persiga y los acose” a sus enemigos, y para esto es necesario también entender que hay una lucha espiritual.
En Efesios 6:12 en la Nueva Traducción Viviente (NTV) dice:
“Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales”.
Detrás del ataque o furia de las personas en contra de los hijos de Dios, está el deseo del diablo que utiliza las personas en nuestra contra, pero nosotros debemos levantarnos en oración atando todo espíritu y todo ataque del enemigo en el nombre de Jesús.
Es necesario hacer guerra espiritual para mantener la paz y la victoria en nuestra vida, declarando que somos más que vencedores en Cristo Jesús, que su sangre nos ha lavado y limpiado de todo pecado y ahora tenemos autoridad sobre toda fuerza de maldad en nuestra contra. Podemos también solicitar al Señor que envíe sus ángeles para luchar en nuestro favor y protegernos.
Versículos 7 y 8
Aquí David aclara en su oración que “sin causa lo persiguen” es decir, por pura maldad o envidia, no había una motivación lógica o con un sentido claro, solo la fuerza de maldad en estas personas estaba moviéndose para destruirlo, por eso David le pide al Señor sabiendo que no se trataba de una consecuencia por su mal obrar. Y pide que esa misma maldad caiga sobre ellos.
Toda persona que mantenga su mala conducta recibirá la cosecha, tarde o temprano. Nosotros debemos orar por aquellos que están cegados y llevados por la maldad, para que sean librados de la oscuridad y tengan arrepentimiento.
Versículos 9 y 10
Esta es una parte de agradecimiento y oración que proclama la justicia de Dios, aún estando todavía David en su batalla y sufriendo persecución. Es una proclama de que el Señor es justo y libra a los afligidos y débiles de manos los malvados. Viene gozo, alegría y salvación en nuestro favor.
David tenía la certeza que así sería, porque el Señor siempre será justo y librará a todos aquellos afligidos y débiles que clamen a Él. Saldrá en defensa de quien no la tiene, pero que se refugia en el Altísimo.
Versículos del 11 al 16
Aquí David describe la injusticia contra Él, personas por las que había orado para que se sanasen, personas a las cuales apreciaba, ahora estaban haciéndole la guerra sin razón, realmente era una situación muy injusta, dolorosa, de traición y crueldad.
Aparece una referencia mesiánica en el verso 11 sobre los testigos falsos que se levantaron contra Jesús para condenarlo delante de las autoridades. Las mismas actitudes de maldad que se levantaron contra David en este Salmo se repitieron como profecía mesiánica en el nuevo testamento sobre la vida de Cristo.
El versículo 15 dice que estas personas se ponían contentas con su mal, algo totalmente aborrecible para Dios. Gente que ni siquiera lo conocía se había unido a esta turba encendida de injusticia. Parece ser que el odio, la envidia o la amargura de ciertas personas haya cabida en otros corazones a su alrededor, así como las buenas cosas inspiran admiración y ejemplo, también se contagia la maldad y la injusticia, una persona infectada con este tipo de maldad puede arrastrar a otros que se dejan llevar.
Por eso es importante clamar, hacer oraciones y guerra espiritual para detener estas batallas cuando se levantan. Oremos para que las tormentas se detengan, que toda hueste de maldad, principado y potestad caigan bajo el poder del nombre de Jesús.
David nombra calumnias, burlas e insultos, ésta parece ser una de las formas que el enemigo usa para denigrar y derribar a otras personas, debemos estar firmes contra las asechanzas del enemigo porque somos más que vencedores y tendremos gozo y paz.
Versículos del 17 al 25
En este punto comienza un súplica fuerte y desesperada, David pone toda su queja en Dios, pide de diversas formas que se haga justicia, que se detenga la maldad. Nuestro clamor debe hacerse contra el avance de la maldad en toda situación, en cosas personales o lo que suceda masivamente sobre ciudades o naciones. Es nuestro deber clamar y pedir justicia cuando vemos el avance del reino de las tinieblas. No permitamos que sea blasfemado el nombre de Dios, pidamos, clamemos y señalemos la injusticia que afecta a las personas por medio de la oración, para que prevalezca la voluntad de Dios y no la de los perversos.
En el versículo 19 hay otro texto profético, citado por Jesús. En esa oportunidad el Señor declaraba que aun habiendo visto sus milagros “sin causa lo odiaban” citando este Salmo 35 en el verso 19. Veamos como lo dice el evangelio:
“Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me odiaron sin causa.”. San Juan 15 del 24 al 25.
Pero tanto para la vida de David, como para Jesús, se anticipa una victoria, en el versículo 18 dice: “después te daré gracias y te alabaré”.
Versículos 26 al 28
Finaliza el salmo con una declaración profética. Podemos ver que esta última declaración está basada en la promesa que Dios hizo a Abraham y a todas las personas de fe en Génesis 12:3, que dice:
“Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré.
Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”.
Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”.
David hace una proclama basada en esta promesa en el verso 26, pero da el resultado de la victoria y la justicia de Dios en el versículo 27. Dios se deleita en la paz de su siervo, el Señor está a favor de quién le sirve y le dará triunfo.
David sabe el final de la historia y declara: “Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día”.
Hagamos juntos ahora una oración, basada en el Salmo 35
“Padre Mío, levántate en mi vida para que sea derrotado todo enemigo de mi alma, que retrocedan los que desean mi mal, que se caiga el plan de los malvados para destruirme”
“Levanta tu espada y tu lanza para enfrentar a mis enemigos, corta la maldición del pecado sobre mi vida y que toda persona usada por el diablo sea apartada de mí en el nombre de Jesús”
“Sean confundidos y humillados los enemigos que traman el mal contra mi, confunde el plan de Satanás contra mi vida para que prevalezca siempre tu voluntad”
“Padre Celestial, envía tus ángeles para vengan en mi ayuda y sean dispersados como paja en el viento todos los espíritus malignos que quieran mi perdición”
“Que toda persona malintencionada se arrepienta y tenga convicción de pecado para salvación”
“Dios Padre, pongo en tus manos toda persona que se comparta conmigo injustamente, te entrego todo aquel que me causa aflicciones y me hace la guerra. Yo los perdono, y dejo la justicia en tu manos”
“Que tus ángeles acosen a las huestes de maldad en mi contra, para que sea derribada la burla, el menosprecio, la maldad y la injusticia sobre mi”
“Que la oscuridad y las tinieblas que se quieren levantar en mi ciudad y mi nación sean avergonzadas y humilladas en el nombre de Jesús”
“Gracias Señor porque eres el Juez Justo del universo y nos harás justicia de todo acoso y crueldad, que se haga tu voluntad en nuestra vida, te alabamos por tu victoria y justicia desde ahora y para siempre”
“Pido y proclamo todo esto en el poderoso nombre de Jesús. Amén”
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