Por Esteban Correa
Rendir tu vida completa en las manos de Dios produce limpieza y bendición. Obedecer sin resistencia nos hace humildes, quebrando el orgullo y el pecado, lo que da como resultado que Dios multiplique lo que tenemos para ser de testimonio y bendecir al mundo.
En Mateo 14:19 dice: “Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”. Jesús tomó todo lo que tenían los discípulos y eso usó para bendecir a una gran multitud. Cinco panes y dos peces suman siete, y en Marcos 8:20 menciona “siete panes”, este es el número de la obra completa de Dios, de la perfección. Para nosotros simboliza que el Señor necesita una entrega completa de nuestra parte, no debemos mantener áreas en las que no queremos obedecer, cuando todo nuestro corazón y fe están entregados al Señor, procurando agradarle haciendo su voluntad, sucederá que el Señor tomará nuestra vida completa y podrá bendecirnos. Luego dice que Jesús partió el pan, esto es quitar el orgullo y los malos sentimientos, estando así en sus manos, él puede usarnos sin impedimentos para ser luz al mundo y a quienes nos rodean. Finalmente multiplicó todo, alimentó a la multitud y sobraron doce cestas llenas. Recuerda: primero es rendir todo a Dios para que pueda fluir su presencia, segundo es morir al orgullo y pecado, lo que produce multiplicación en toda las bendiciones.
Hagamos esta oración: “Dios padre hoy rindo toda mi vida en tus manos, no me resisto a obedecerte en nada, límpiame del orgullo, del pecado y de los malos sentimientos. Recibo tu bendición para ser multiplicado en toda área espiritual y material, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.
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